jueves, 17 de febrero de 2005

Lo inevitable es

Lo inevitable es el deseo de más. El momento en que las ráfagas de color carne y con forma anatómica suave recorren el interior, apenas rozando el abdomen, esa montaña de ceniza color oro opacada por la luz oscura, aquella que no ilumina el cuarto.
Lo inevitable es la sensación. Aumenta el absurdo que se encuentra dentro. Sensación que despierta los más desgastados sueños, todos vividos el día de ayer, desgastados como el agua que recorre el firmamento, intoxicando a la luna que duerme en la cabecera, esa que no despertará hasta que tú te vayas.

martes, 1 de febrero de 2005

El telón está completamente cerrado

El telón está completamente cerrado.

Primera llamada. Camino hacia un valle oscuro, bañado de locura y desamor ¿Gusta usted ser parte de esta fiesta infernal?

Segunda llamada. El telón se abre.

Tercera llamada, tercera. Que comience la función.

Y las puertas del abismo se abren para dar paso a dos almas solitarias. Una viste una capa negra mal oliente y rasgada, tiene tatuada una mirada decadente y sus alas derraman sangre. La otra cubre su rostro con ambas manos, sus labios se envenenan de las lágrimas que escupen sus ojos, su piel está podrida, carece de alas pero de su boca se asoman unos colmillos filosos y hambrientos. El aire contaminado que les rodea golpea ferozmente sus pulmones cancerosos. Una de las dos almas comienza a vomitar, la otra enciende un cigarrillo y lo viola repetidas veces.

Tiempo y destino acechan, persiguen siluetas que divagan. Luna mira detenidamente, yo le doy la espalda.

Les despierta, o quizás duerme, un zumbido.

Algo se aproxima -dice cara estúpidamente consternada, ojos desorbitados, nariz afilada-
Tiene algo en la boca. Es un bozal y yo lo tengo también. El hombre tiene no sólo los ojos desorbitados.

Por favor, que nadie me despierte.

El telón está completamente cerrado.